Docenas de vagones de tren con 5.000 toneladas de excrementos humanos están varados desde hace dos meses en una zona rural de Alabama. Técnicamente son biorresiduos, pero para los 982 residentes de la pequeña ciudad de Parrish es, simple y llanamente, caca que huele muy mal y quiere que las autoridades se lleven ese material de ahí.
Los residuos están haciendo que todo el lugar “huela como un cadáver podrido”, aseguran los residentes a la CNN. Durante el año pasado, las instalaciones de gestión de desechos de Nueva York y una de Nueva Jersey enviaron toneladas de residuos biológicos a Big Sky Environmental, un vertedero privado en Adamsville (Alabama). En enero, sin embargo, la ciudad vecina de West Jefferson presentó una orden judicial contra Big Sky para evitar que los lodos se almacenaran en una área cercana.