Por Miriam Mata
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, partió de Washington con apariencia de superestrella, haya cambiado o no las ideas de su homólogo estadounidense, Donald Trump, sobre mantener a su ejército en Siria y contener a Irán, entre otros asuntos.
Macron aumentó su estatus global al mostrar una relación cercana con Trump entre toda la pompa propia de una visita de estado. Después atacó directamente las políticas del mandatario en un discurso ante el Congreso y defendió su propia visión del orden mundial.
Problemas domésticos: huelga ferroviaria, la tasa de delitos en las viviendas subvencionadas y los malos resultados escolares.
Y concluyó su viaje subiéndose las mangas de la camisa y sorprendiendo a los estudiantes de Georgetown diciendo: “No siempre tienen que jugar según las reglas”. Fuente AP.
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