Por Miriam Mata
En Venecia viven apenas 50.000 habitantes y, sin embargo, recibe cada año a 30 millones de personas, de los cuales 2,5 millones de personas proceden solamente de los cruceros. Las cifras no cuadran. Y por eso el alcalde la ciudad, Luigi Brugnaro, ha decidido limitar el acceso en temporada alta a través de controles en la Plaza Roma, justo junto al puente diseñado por el español Santiago de Calatrava, y otro frente a la iglesia de los Descalzos. El propio Brugnaro ha señalado que sólo se utilizarán en momento puntuales, como el de este puente del 1 de mayo o ante fiestas como los carnavales, uno de los más visitados del mundo. Su objetivo: “hacer vivir mejor a las personas”.
Las reacciones no se han hecho esperar. Y uno de los tornos, el del citado puente, ya ha sido arrancado por unos manifestantes que creen que es la forma de tratar el efecto nocivo del turismo. “Venecia no es una reserva, no estamos en peligro de extinción”. O “Venecia no es un parque temático”. Demandan otro modelo de gestión sostenible que apueste por incentivar “la residencia en la ciudad, puesto que achacan al turismo el alto precio de la vivienda. Fuente El Mundo ES
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