Paz, droga y corrupción en el corazón de las presidenciales en Colombia

Por Miriam Mata

Colombia se prepara para unas elecciones presidenciales decisivas. Los flagelos del narcotráfico, la corrupción y la desigualdad se suman a la necesidad de consolidar una paz aún frágil pese al histórico acuerdo con las FARC.

La violencia de los grupos armados que se disputan el control de antiguos feudos de la exguerrilla comunista, en particular en las fronteras del país, y la inseguridad en las ciudades también marcan la primera vuelta de la elección, que se celebrará el 27 de mayo.

Pero sus esfuerzos para acabar con el último conflicto armado de América no se reflejan en su popularidad, que según encuestas es inferior al 20%. Nacido en 1964 de una insurrección campesina que reclamaba mayor distribución de tierras, el que fue el grupo rebelde más poderoso del continente se desarmó y devino en partido político el año pasado.

La implementación del pacto -cuestionada por los exguerrilleros que acusan incumplimientos del Estado- será una de las principales tareas del próximo gobierno. “El nuevo presidente de Colombia se enfrentará a la decisión de si implementar el acuerdo como está o modificarlo”, dijo Cristian Rojas, director del Programa de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana.

No obstante, los puntos estructurales del pacto difícilmente podrán ser cambiados. Entre los seis candidatos en contienda, el abogado Iván Duque, de 41 años, quien promete reformar el acuerdo de paz, figura como favorito bajo los colores del derechista Centro Democrático (CD), del influyente senador y ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010).

El CD considera que el acuerdo garantiza “impunidad” a los responsables de delitos graves. La colectividad advirtió primero con “hacer trizas” el pacto, pero luego llamó a reformarlo. Un eventual mandato de Duque “sería problemático” para impulsar los cambios “estructurales” convenidos en el acuerdo, que incluye reformas electoral y agraria para combatir la desigualdad, señaló Yann Basset, director del Observatorio de Representación Política de la Universidad del Rosario.

La posibilidad de poder de la izquierda es una novedad en un país históricamente gobernado por la derecha. Pero la tendencia puede cambiar. “Hay mucha volatilidad en las preferencias”, advierte Basset. Para el experto, la subida de la izquierda, visible en las elecciones legislativas de marzo, se debe al hecho de que “la guerrilla hoy en día no da tanto miedo”. Las FARC tuvieron 0,5% del total de las votaciones parlamentarias, aunque el pacto les garantiza diez escaños. Fuente El Nuevo Herald.

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