Por Miriam Mata
La lengua española es variada y su riqueza múltiple y viva. Su habla tiene numerosos acentos diferentes, muy peculiares a los diferentes orígenes nacionales y regionales de cada hispanohablante y todos ellos, por su cuenta, tienen historias de vida y capacidades diversas.
Pero un punzante problema surge cuando, en la percepción individual o social, un cierto acento del español es asociado con una condición determinada, con una virtud o un defecto, con una posibilidad o una limitación. Esa generalización puede suscitar equívocos y causar afectaciones a quienes resultan tocados por ella.
Y eso es justamente lo que sugiere un estudio realizado recientemente por la Universidad Internacional de Florida y la Universidad de Texas en Austin entre una población mayormente de estudiantes universitarios en Miami. Para ellos, de acuerdo a los resultados de esa investigación, diferentes acentos del español tienen implicaciones con ángulos a la vez reveladores e inquietantes.
De acuerdo a la radio y TV pública de Florida, aprovechando que Miami es una ciudad con una población hispanohablante muy variada y numerosa, con personas de todas las naciones hablantes del español. Para identificar la percepción de ellos ante los diversos acentos del español hablado, los investigadores grabaron a tres varones de entre 30 y 34 años hablando cada uno con su acento distintivo: uno de ellos originario de Barcelona, otro de Bogotá y otro de La Habana.
Las grabaciones de esas personas fueron reproducidas a unos 300 participantes del estudio y luego se les preguntó a cada uno sobre cómo calificaba en términos de educación, empleo e ingreso, solo por oírlo hablar con su acento, a cada uno de esos tres hispanohablantes.
La mayoría consideró al hispanohablante de Barcelona como el de mayor educación y nivel de ingreso, seguido del de Bogotá y al último el de Cuba. Y cuando se les preguntó a los encuestados cuál voz les parecía más probable de proceder de un abogado o un médico, la tendencia fue igual: la de acento peninsular arriba, la colombiana en medio y la de acento cubano abajo.
Y ello, como reconoce a la WLRN uno de los investigadores del estudio, pese a que los cubanos en Miami son un grupo de gran vitalidad y sustantivos logros económicos y educativos.
¿La razón? Una mencionada es que persiste una suerte de eurocentrismo o resabio del colonialismo, que lleva a que, a priori, algunas personas aprecien más lo proveniente de España que de Latinoamérica, pese a que en la realidad los españoles, colombianos, cubanos y los de cualquier otro país tienen historias extraordinarias.
Así, se afirma que en realidad no serían los tonos del habla o sus inflexiones en sí lo que lleva a tales percepciones, si no la asociación del acento peninsular con la idea de Europa, región de considerable desarrollo económico y riqueza. Fuente Yahoo Noticias
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