Por Miriam Mata
La perspectiva de un gobierno populista en Italia, la tercera economía más grande de la eurozona, inquieta a vecinos e inversionistas, que temen que su aversión a Europa y sus propuestas económicas socaven la cohesión económica de la región y debiliten su crecimiento.
Fuerzas populistas rivales –el Movimiento Cinco Estrellas, antiestablishment, y la Liga del Norte, derechista-– lograron hacer a un lado muchas de sus diferencias y generar un programa de gobierno que contempla grandes gastos y que aumentaría la ya pesada deuda de Italia, la más alta de Europa después de la griega, sin ofrecer demasiados detalles sobre la financiación de esas iniciativas.
Lo que más preocupa a los economistas, a las naciones de la eurozona y a los mercados financieros, no obstante, es el escepticismo que expresan esas fuerzas respecto al bloque europeo, por más de que al final hayan omitido de su programa alusiones a una salida del euro.
Lorenzo Codogno, ex funcionario del ministerio de economía, dice que las propuestas del programa lo “dejaron mudo”.
“Si bien suavizaron la retórica antieuropea, las iniciativas claramente encaminan a Italia hacia un choque con Bruselas”, manifestó Corogno, hoy director de la consultora LC Macro Advisers.
De ser aprobado por el presidente en las próximas horas, el programa de gobierno crearía un sueldo mínimo para los más necesitados y un impuesto único. Los dos partidos también quieren suspender aumentos en los impuestos a las ventas y eliminar algunos impuestos a los combustibles. Lo más alarmante es una reforma al sistema de pensiones aprobado hace poco por el parlamento.
Analistas calculan que todo esto puede costarle al país 170.000 millones de euros (200.000 millones de dólares), un 10% del producto bruto interno. Esto incrementaría una deuda ya de por sí extrema de 2.100 billones de euros, equivalente al 132% del pbi. A título de comparación, la deuda de Alemania es del 68% y la de Estados Unidos del 105%.
El economista Raj Badiani, de IHS Markit, dice que esto, combinado con los planes de repatriar a cientos de miles de inmigrantes –una potencial fuente de mano de obra en una Italia cuya población envejece–, podría afectar la capacidad de Italia de costear las pensiones, que en la actualidad representan el 15% del pbi.
“Si van a enviar a esta gente de vuelta a sus países, y aumentar la edad jubilatoria, el sistema de pensiones no va a ser sustentable a mediano y largo plazo”, opinó Badiani.
Una propuesta inicial hablaba de reducir en 250.000 millones de dólares la deuda pública italiana, lo que iba en contra de los tratados de la UE y era además algo irrealizable desde un punto de vista práctico, según analistas. Esa iniciativa fue eliminada de la versión final, pero da una idea de hasta qué punto los dos partidos están dispuestos a ignorar las políticas económicas ortodoxas.
Por ahora los mercados no se han resentido demasiado con estas propuestas.
Pero Badiani dice que el nuevo gobierno tiene que “ser muy cuidadoso”.
“Una cosa es decir que quieren un mayor control sobre la política fiscal, sobre nuestro sector bancario. Y otra muy diferente es hablar de reducción de la deuda. Eso pone nerviosa a la gente y los mercados responden agresivamente, como lo han hecho en el pasado”.
En los últimos años Italia ha reducido significativamente el gasto público, pero sigue pagando grandes sumas –60.000 millones de euros al año– para amortizar la deuda. Y eso la deja vulnerable a las fluctuaciones del mercado de bonos.
La deuda de Italia es casi siete veces más grande que la de Grecia y podría resultar imposible rescatar al país si la situación se agrava. Fuente AP
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