Canadá y Arabia Saudí están viviendo un choque diplomático sin precedentes. ¿Por qué? Básicamente, porque el Gobierno del liberal Justin Trudeau ha hecho lo que ningún otro Ejecutivo occidental hace: criticar las violaciones de derechos humanos de Riad, ese gran aliado petrolero y comercial al que nadie quiere incomodar.
Los saudíes han replicado al toque de atención con una oleada de medidas contra los canadienses, pero los de Ottawa ya han dicho que no les van a responder con la misma moneda. Mientras se conoce el impacto que la reprimenda puede tener, mientras esperamos -mejor sentados…- a que otros países se sumen a la censura a Arabia, mientras se recomponen o no los lazos, estas son las claves para entender el choque, hasta hoy.
El viernes de la semana pasada, la embajada de Canadá en Arabia saudita publicó un comunicado en su cuenta de Twitter en el que dijo estar “gravemente preocupada” por una nueva ola de arrestos de militantes proderechos humanos en el reino. “Pedimos a las autoridades sauditas que los liberen inmediatamente, así como a todos los demás activistas pacíficos pro derechos humanos”, declaró. ( Yahoo Noticias )
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