En abril, al cumplirse el 69° aniversario de la creación de la Marina china, el primer portaaviones construido íntegramente en ese país soltó amarras de la ciudad portuaria de Dalian, sobre el mar de Bohai, para probar su valor en el mar.
“Apenas se movió el primer portaaviones fabricado en nuestro país y ya Estados Unidos, Japón y la India empezaron a retorcerse”, disparó el sitio web de noticias militares, en referencia a las tres naciones que China ve como sus principales rivales.
Hasta hace poco, tanta jactancia habría sido ninguneada como la fanfarronada de militares de segunda línea. Pero los tiempos han cambiado. Con un programa de modernización enfocado en las fuerzas navales y misilísticas, China ha modificado el equilibrio de fuerzas en el Pacífico hasta un punto que aún resulta difícil de digerir para Etados Unidos y sus diversos aliados en la región.
Si bien China todavía está rezagada en la proyección de su poder de fuego a nivel global, ahora puede desafiar la supremacía norteamericana en los lugares que más le importan: las aguas que rodean a la isla de Taiwán y las disputadas aguas del Mar de la China Meridional. Eso implica que un sector cada vez mayor del océano Pacífico -donde Estados Unidos ha operado sin rivales desde las batallas navales de la Segunda Guerra Mundial- vuelve a ser otra vez un territorio en disputa, con barcos y aviones de guerra chinos topándose una y otra vez con los de Estados Unidos y sus aliados.
Para imponerse en esas aguas, según funcionarios y analistas que siguen de cerca el desarrollo militar chino, Pekín no necesita un Ejército que derrote de plano a Estados Unidos, sino simplemente uno al que a Washington le resulte demasiado costoso enfrentarse. Y muchos analistas dicen que Pekín ya lo ha logrado.
( Yahoo Noticias )
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