Cuarenta años después de los acuerdos de Camp David, Israel y Egipto viven una “paz fría”, pues las relaciones diplomáticas entre los dos Estados no han generado un acercamiento de la población egipcia hacia sus vecinos israelíes.
Existe aún una barrera psicológica entre nosotros y el pueblo israelí” reconoce el exdiputado Mohamed Anuar El Sadat, en gran parte por la ocupación de Israel de los territorios palestinos. En su oficina ubicada en un elegante barrio residencial de El Cairo, exhibe una foto de su tío, el difunto presidente Anuar El Sadat que se atrevió a romper un tabú y aceptó, el 17 de septiembre de 1978, un acuerdo de paz con Israel durante la conferencia de Camp David, en Estados Unidos.
Este gesto le valió la masiva crítica de otros países árabes. Tres años más tarde, Anuar El Sadat fue asesinado por extremistas. Sadat demostró “gran valentía y una visión de futuro” aunque “la paz se mantuvo fría”, destaca su sobrino.
Pese a que numerosos egipcios se felicitan por la ausencia de guerra, no demuestran el menor entusiasmo hacia Israel. “La aceptación por Egipto de una normalización total (con Israel) en los ámbitos diplomático, político y algunos sectores económicos” no ha conducido a una “normalización cultural o popular”, constata el profesor de ciencias políticas de la Universidad del Cairo, Mostafa Kamal Sayed.
(mfrance24)
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