El martes, May había sufrido el peor revés parlamentario infligido a un gobierno británico en la historia reciente del país: 432 diputados -entre ellos 118 de su propio Partido Conservador- votaron contra su acuerdo de Brexit, que solo logró 202 apoyos.
Sin embargo, un día después tanto los rebeldes conservadores como el pequeño partido unionista norirlandés DUP, de cuyos 10 diputados depende la estrecha mayoría parlamentaria de los Tories, dejaron claro que no quieren poner el gobierno, y la negociación del Brexit, en manos de los laboristas.
– “Westminster está en caos” –
Antes, afirmó, abrirá un diálogo con los líderes de la oposición.
“Me gustaría invitar a los líderes de los grupos parlamentarios a reunirse conmigo individualmente, y me gustaría empezar estas reuniones esta noche”, dijo tras ganar la moción de censura.
“Voy a escuchar los puntos de vista de la cámara, a entender los puntos de vista de los parlamentarios para identificar qué podría tener el apoyo de la cámara y cumplir con el referéndum” que en 2016 decidió el Brexit, había dicho antes de que comenzara el debate.
Andrea Leadsome, representante del gobierno ante el parlamento, defendió en la BBC que “el acuerdo de la primera ministra es bueno”. “Tenemos que encontrar el modo de que ese acuerdo, o parte de él, o un acuerdo alternativo, eso es negociable, pueda presentarse a la UE para poder llevar a cabo el Brexit el 29 de marzo”, agregó.
Pero si May sigue insistiendo en defender su acuerdo, es posible que proeuropeos y euroescépticos se atrincheren también en sus respectivas posiciones.
( AFP )