Las autoridades iraníes negaron la madrugada de este viernes (10.01.2020) las informaciones de que un misil iraní derribó un avión ucraniano con 176 pasajeros, y urgieron a Canadá a compartir con la comisión investigadora cualquier información al respecto, según publica la cadena DW.
El Gobierno iraní calificó en un comunicado los informes que responsabilizan a Irán del accidente aéreo de “falsos” y de “una guerra psicológica contra Teherán”, mientras que el Ministerio de Exteriores los consideró “especulaciones sospechosas”.
En tanto, el diario estadounidense The New York Times reforzaba la hipótesis del derribo al publicar un video “verificado” que parece mostrar un misil iraní golpeando a un avión sobre Parand, cerca del aeropuerto de Teherán, el área donde una aeronave comercial ucraniana dejó de transmitir su señal antes de estrellarse este miércoles.

En el video se aprecia como algo con el recorrido que tendría un misil impacta con el avión y se produce una explosión.
El avión habría intentado volar hacia el aeropuerto antes de estrellarse rápidamente, según la versión del Times sustentada en este video.
Horas antes y después de que fuentes de inteligencia estadounidenses apuntaran a la hipótesis del derribo, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, confirmó que su Gobierno tiene información de que el vuelo de Ukranian International Airlines (UIA) en el que iban decenas de canadienses, fue derribado por “un misil iraní”pero que pudo ser por un error.
Pero el Ministerio de Exteriores iraní dijo que su país acogería “con beneplácito la presencia de expertos de los países cuyos ciudadanos han muerto en el trágico accidente y solicita al primer ministro canadiense y a cualquier otro gobierno con información sobre este tema que brinde la información al comité que investiga el accidente”.
De acuerdo a Irán, han comenzado a investigar la causa del accidente “de acuerdo con las normas internacionales y los criterios de la Organización de Aviación Civil Internacional” y en ese sentido han invitado a Ucrania, como propietario del avión, y a la compañía estadounidense Boeing, como fabricante del aparato, a “participar en la investigación”.