Mientras las tensiones internaciones se calientan, la relación entre Rusia y Alemania parece descongelarse después del distanciamiento debido a crisis como la de Ucrania y la anexión rusa de Crimea en el 2014, según publica la Vanguardia.
La canciller alemana, Angela Merkel, aceptó la invitación del presidente ruso, Vladímir Putin, y ayer visitó el Kremlin por vez primera en casi cinco años.
Ambos líderes centraron sus conversaciones en los principales focos de inestabilidad de Oriente Medio y en un proyecto conjunto, el gasoducto NordStream 2, que EE.UU. torpedea con sanciones.
Merkel lo criticó y Putin reafirmó que la tubería que llevará gas natural a Europa por debajo del mar Báltico se terminará y funcionará.
El anterior encuentro entre los dos mandatarios ya fue un indicio de que Rusia y la locomotora económica de la UE están buscando juntos caminos de solución, aunque llenos de curvas, a los problemas que se han planteado en los últimos tiempos.
Fue en París, durante la cumbre del Cuarteto de Normandía, un grupo informal que trata de encauzar la guerra del este de Ucrania.
Como la visita de Merkel se ha producido en medio de la enésima crisis en torno a Irán, se ha interpretado como parte de los contactos diplomáticos para hacer frente a esta situación.
Pero tanto Moscú como Berlín se apresuraron a puntualizar que el encuentro ya se había planeado con anterioridad. Se puso en las agendas a finales de diciembre, dijo el Kremlin.