Las sirenas antiaéreas resonaron en la capital de Jordania, Amán, a primera hora del sábado para marcar el inicio de un toque de queda de tres días, publica AP.
Es la última medida de confinamiento adoptada en Oriente Medio para tratar de frenar la propagación del nuevo coronavirus, que se cobró 123 vidas más en Irán, donde está el peor brote de la región.
Las últimas muertes elevan a 1.556 el total de fallecidos en la República Islámica, que tiene 20.610 casos confirmados, según las cifras publicadas el sábado por el Ministerio de Salud.
Teherán enfrentó críticas generalizadas por su por su lentitud a la hora de responder al brote.
En una de las medidas más estrictas hasta la fecha, Jordania ordenó el cierre de todas las tiendas y pidió a toda la población que no salga a la calle hasta al menos el martes, cuando se anunciarán los horarios concretos para realizar compras.
Quien incumpla la norma enfrentará hasta un año de cárcel.
La mayoría de los pacientes de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, sufren síntomas menores, como fiebre y tos, y se recuperan en cuestión de semanas.
Pero el virus es altamente contagioso y puede propagarse a través de personas que no muestren síntomas.
Además, puede derivar en enfermedades graves, como neumonía, especialmente en pacientes mayores o con enfermedades previas.
En todo el mundo se han confirmado más
275.000 contagios, de los cuales más de 11.000 han muerto, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins.
Más de 88.000 personas se han recuperado ya.