En pocos días Guayaquil se ha convertido en todo un símbolo de la crisis sanitaria desatada por la pandemia del coronavirus en América Latina, publica VOA.
Los hospitales, centros de atención médica y las morgues han sobrepasado los límites de sus capacidades y los cuerpos de los muertos por coronavirus -o incluso por otras causas- se acumulan en las calles o en las casas de los fallecidos.
Ese es el caso de Dalton Bone, cuyo padre murió el 29 de marzo por un paro cardíaco, dice, y que aún aguarda a que las autoridades de medicina legal se personen en su vivienda para realizar el alzamiento del cadáver.
“A mi papá lo tengo adentro de la casa, pudriéndose, los policías pasan de largo; al 911 llamamos y dicen que ya van a venir y no lo hacen. La gente ya no soporta más y acá no hacen nada por ayudar”, explicó frustrado Bone a la Voz de América.
Bone agrega que la situación está poniendo en peligro a sus hijos y que los vecinos están reclamando por el mal olor generado por el cadáver, que a pesar de estar en una caja mortuaria, sigue sin poder ser enterrado.
“Mi papá no murió de coronavirus, pero mis vecinos no creen y vienen y reclaman, y eso nos pone en peligro también”, advierte el ecuatoriano.

“Lo que estamos viviendo ahora es una pesadilla peor que desastres naturales”, reflexiona Andrés Donoso, un periodista ecuatoriano que reside en Guayaquil, epicentro de la crisis sanitaria en Ecuador.
“El Ecuador ha sufrido terremotos, corrupción, tragedias y se ha levantado, pero esto es peor”, agrega.
Y es que tras los cientos de vídeos que han invadido las redes sociales mostrando cómo dejan tirados en las calles los cuerpos de personas fallecidas, cómo la misma policía deja los cadáveres sin levantar o cómo queman a los muertos en las calles, los ojos del mundo se han posado en Ecuador.