Carolyn Goodman, de afiliación política “independiente”, se ha hecho un nombre en Estados Unidos con la crisis del coronavirus , publica la Vanguardia.
A ver quién visita La Vegas, la conocida como la ciudad del pecado, y se preocupa por saber el nombre de su alcaldesa, salvo que ese sea el apodo de una stripper de moda.
Nadie sabía de ella hasta ahora.
Si la lucha contra el patógeno ha traído múltiples héroes, la inmensa mayoría anónimos, Goodman ha surgido como una de las villanas de mayor proyección mediática, casi comparable a la del presidente Trump .
Entiéndase, en cuanto a proyección.
Lo otro queda al libre albedrío.
“Es una locura total cerrar La Vegas”, dijo.
Esta es una de las frases que le ha dado notoriedad.
Pronunció esta sentencia en entrevistas en varios canales, donde reivindicó la apertura inmediata de los negocios de una ciudad cuyos fundamentos son el roce humano, la proximidad, el toqueteo de máquinas de juego o compartir casinos en los que se permite fumar, cosa poco razonable para una enfermedad respiratoria.
Es decir, el cimiento de esta ciudad se resume así: “distancia social, no gracias”.
“Están matando Las Vegas”, insistió.
Goodman expuso su filosofía, “abrimos ahora y preguntamos después”, circunstancia que ha provocado un aluvión de críticas, incluso de sectores conservadores, por considerar que es demasiado pronto para volver a la normalidad sin marco alguno de contingencia.
“Somos el estado de la hospitalidad, dependemos de los servicios a los clientes”, argumentó Goodman.
“No estoy hablando de juegos de azar, habló de la gente que no trabaja. Se cerró todo sin un plan para reabrir y ésta ha sido mi petición desde el principio”, prosiguió.