El aumento prácticamente incontrolado de casos de COVID-19 en Brasil aviva el miedo a que trabajadores de la construcción, conductores de camión y turistas del mayor país de Latinoamérica puedan propagar la enfermedad en países vecinos que están haciendo una mejor labor para contener la pandemia, publica AP.
Brasil, una enorme nación que comparte frontera con casi todas las demás de Sudamérica, ha confirmado más de 70.000 contagios y más de 5.000 decesos, según los datos del gobierno y el conteo de la Universidad Johns Hopkins, muchos más que cualquiera de sus vecinos.
Se cree que el dato real de infectados y muertos es mucho mayor por el número limitado de pruebas de detección.
Las fronteras del país siguen abiertas, no hay casi cuarentenas ni limitaciones y su presidente, Jair Bolsonaro, sigue negando la gravedad de la pandemia.
El país de 211 millones de habitantes superó esta semana a China — el lugar donde comenzó el brote en diciembre del año pasado — en el número oficial de muertos por COVID-19, la enfermedad causada por el virus, lo que llevó a Bolsonaro a decir: “¿Y qué?”.
“Lo siento”, dijo el presidente ded erecha a reporteros.
“¿Qué quieren que haga?”.