El presidente Donald Trump transformó un evento en el que debía destacar sus medidas con respecto a China en un acto electoral improvisado, con un ataque amplio y divagador contra su rival demócrata Joe Biden, publica AP.
Trump firmó una ley y un decreto el martes por la noche que según él obligarán a China a rendir cuentas por la opresión del pueblo de Hong Kong, pero su discurso viró rápidamente al tema electoral y los ataques a Biden.
En lugar de los estadios que prefiere para sus actos electorales, el presidente habló desde la Rosaleda de la Casa Blanca.
Adicionalmente, en lugar de una multitud entusiasta, tuvo como auditorio a la prensa.
La ley y el decreto son parte de la ofensiva de Washington contra China, la superpotencia asiática en ascenso que según su visión explota a Estados Unidos y trata de ocultar al mundo los detalles de la transmisión del coronavirus.
Mientras ataca casi diariamente a Beijing, Trump defiende su propia respuesta a la pandemia que cada día alcanza nuevos récords de contagio en partes de Estados Unidos, a la vez que retrata a Biden como conciliador con China.
“Joe Biden y el presidente (Barack) Obama permitieron a China vaciar nuestras fábricas, saquear nuestras poblaciones y robar nuestros secretos más valiosos”, dijo Trump y añadió: “Yo lo he detenido en gran medida”.
Trump dijo que desde la vicepresidencia Biden abogó por el Acuerdo de París contra el cambio climático.
Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo, que según él “habría aplastado a los fabricantes estadounidenses a la vez que permitía a China contaminar la atmósfera impunemente, un regalo más de Biden al Partido Comunista Chino”.
La ley sancionada por Trump apunta a las unidades policiales que han reprimido a los manifestantes de Hong Kong y a los funcionarios del Partido Comunista chino responsables de imponer una nueva ley de seguridad nacional que se considera que atenta contra la autonomía del territorio.
También impone sanciones a los bancos que tienen negocios con esos funcionarios.
El decreto aparentemente no va más allá de las decisiones anteriores del gobierno de quitarle a Hong Kong un trato preferencial.
Trump dijo que el decreto elimina esos privilegios, aunque en realidad el proceso de eliminación había comenzado meses atrás.