Los soldados que derrocaron al presidente de Mali y a su gobierno en un golpe militar prometieron el miércoles supervisar unas elecciones en un tiempo “razonable”, mientras aumentaban los llamados desde el exterior en favor de una resolución pacífica a la aguda crisis política, publica Reuters.
El presidente Ibrahim Boubacar Keita renunció y disolvió el Parlamento el martes, horas después de que los sublevados le arrestaron a punta de pistola, desestabilizando aún más un país que ya está al borde de una insurgencia yihadista y tiene una historia reciente de agitación civil.
Las 15 naciones que integran la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) actuaron con celeridad para suspender a Mali de sus instituciones, por temor a que la caída de Keita tras casi siete años en el poder pudiera desestabilizar por completo la región del Sahel.