El 7 de enero de 2021, Cuba reportó apenas 314 casos positivos. Un año después, el parte de pacientes diagnosticados con coronavirus alcanza los 2.174, lo que equivale a que la isla aumentó el número de casos 592,36 % con respecto a igual período del año pasado.
El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) reporta más de 2 mil nuevos casos de coronavirus en las últimas 24 horas en Cuba.
La isla acumula 974 mil 787 contagios desde el inicio de la pandemia, según los siempre cuestionables datos del régimen.
Se confirmaron 2 174 nuevos casos de #COVID19, para un acumulado de 974 687.
6 626 casos activos
6 587 evolución clínica estable
4 pacientes en estado crítico
35 pacientes en estado grave
8 326 fallecidos
959 678 pacientes recuperados
2 evacuadoshttps://t.co/RDp20B4r7R pic.twitter.com/Qtu9Etdo0n— Ministerio de Salud Pública de Cuba (@MINSAPCuba) January 8, 2022
Alertamos al mundo
Al igual que hicimos el año pasado por esta fecha, desde Radio Viva 24 generamos una alerta a los medios de comunicación, a las entidades sanitarias internacionales y a la población de la isla.
A pesar de la calculada apatía del Partido Comunista de Cuba, las cifras reflejan que, en estos momentos, la mayor de las Antillas atraviesa por una profunda crisis sanitaria. De mantenerse la curva de contagios, el caos podría ser superior al vivido en 2021.
Comparemos el último reporte del MNSAP (7 de enero de 2022) con igual fecha del año pasado:
El 7 de enero de 2021, Cuba reportó apenas 314 casos positivos. Un año después, el parte de pacientes diagnosticados con coronavirus alcanza los 2.174, lo que equivale a que la isla aumentó el número de casos en 592,36 %.
Y este es solo el cálculo lineal del número de contagios. Lo más realista sería aplicar un cálculo exponencial, pero hacerlo arroja cifras literalmente increíbles.
Régimen cubano oculta nueva ola de COVID 19
Cuba vuelve a ser el blanco fácil del coronavirus, por las mismas razones que lo fue en 2020: la avaricia del castrismo.
Es posible que los costos que deberá pagar su población sean más altos que los que tributó el año pasado. Es posible que volvamos a recibir imágenes de hospitales atestados de personas, en el piso, en los pasillos, en las camas mugrosas, sin sábanas, sin agua potable, sin medicamentos, sin oxígeno, sin atención sanitaria.
Ya lo vivimos, sí, pero nuestra memoria es frágil. Tan frágil que olvidamos que, en 2020, el Ministerio de Salud de Cuba, en componenda con las altas esferas del poder locales, incentivaron el ingreso de turistas en plena expansión de la variante Delta.
De hecho, los trabajadores de la construcción del área de turismo contratados por Cuba provenían de India, país donde se identificó la fatal variante Delta.
Pero el régimen se guarda más de un secreto sobre la sanidad pública. En primer lugar, no han informado a la Organización Mundial de la Salud que Cuba tuvo una mutación más agresiva que la Delta, pero derivada de la misma.
Tampoco reconocen la cantidad de real de muertos y enfermos por COVID 19. No lo hicieron con Delta y no lo están haciendo con Ómicrom.
Ahora mismo, en Cuba, hay un número importante de pacientes positivos al SARS-CoV-2 que no son reportados a la prensa. Son cientos. Tal vez miles.
E igual que en la crisis de mediados del 2020, el Ministerio de Salud enmascara los muertos, de modo que el caos resurgente parezca estar bajo control.
Mientras la isla avanza posiblemente hacia otro desastre sanitario, lo invitamos a tomarse en serio el hecho de que la variante Ómicron también puede ser letal, incluso en personas sanas, con un sistema inmunológico eficiente, alimentación balanceada y atención de salud acorde a las normas internacionales.
Ómicrom ni siquiera discrimina entre vacunados y no vacunados.
Ómicrom es la variante más transmisible de todas las que hemos sufrido. Esta característica la coloca en una posición de ventaja sobre la población de Cuba, en donde las aglomeraciones para conseguir comida o productos de primera necesidad son recurrentes, generalizadas y diarias.
El cubano no puede elegir entre contagiarse o no. La población de la isla es, en estos momentos, el más grande campo de propagación del coronavirus en el mundo.
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