Activistas LGTB rechazan ataques de periodista gay contra familia cubana

Los exabruptos del radicalismo LGTB y socialista este Domingo de Pentecostés han aislado como nunca al sector más radical de ese colectivo en Cuba.

Si, por un lado, el ataque de tres activistas LGTB a un grupo de adolescentes y jóvenes evangélicos que cantaban cerca del Malecón, ganó la repulsa de un público general, un post del activista Maykel González Vivero ese mismo domingo, que atacaba la fe y familia del escritor Yoe Suárez, ganó el repudio del ámbito opositor casi en pleno. Ambas derrotas solo han sido refrendadas por una minoría de activistas de izquierda como Leonardo Negrín o Roberto Ramos Mori.

Los dos pasos en falso del Domingo de Pentecostés marcan un declive sin retorno -no al menos a corto plazo- para el ala socialista más visible de la sociedad civil cubana, y ahora apoyando al régimen castrista en la aprobación del Código de las Familias.

De otro lado, buena parte de las voces más conocidas de la comunidad gay, como el reportero Héctor Luis Valdes Cocho, sintetizaron su decepción ante las nuevas agresiones de Vivero y el grupo entorno a la revista Tremenda Nota en una directa compartida vía Facebook.

“Con todo esto lejos de incluirnos a la sociedad, nos estamos excluyendo aún más. El ataque a Yoe Suárez es inaceptable -expresó Cocho. Lastimosamente todos pagaremos por los errores y la irresponsabilidad de pocos. En fin, sigo de Lobo Solitario, sigo aislándome de la manada”.

El joven, había antes mostrado su apoyo a la familia de Suárez, autor que en los últimos años ha vivido detenciones, secuestro, reclusión domiciliar y amenazas de cárcel a causa de su periodismo, en el que destacan piezas de investigación como el reportaje sobre la tortura patrulla-horno o textos narrativos como “Almanza, el marginal”.

Cocho subrayó que por radicalismos como el de Vivero “y su camarilla” cada día se aparta más “de la manada que dice estar luchando porque los derechos de la comunidad LGBTIQ sean respetados. Por esta y tantas cosas más, me niego a ser partícipe de este grupo que está muy lejos de buscar inclusión”.

 

Buscan excluir en vez de incluir

El Domingo de Pentecostés, sobre la 1 de la tarde, el periodista Yoe Suárez subió una publicación junto a su esposa, la también comunicadora María Antonieta Colunga, y el hijo pequeño de ambos, donde muestra con orgullo lo que más ama: su familia.

Cocho consideró el tipo de publicación de Suárez como “adorable”, sin importar la religión que profese quien la haya posteado. Sin embargo, esto es muy difícil para los radicales de género, pues califican a los individuos no por su carácter (como pidiera Martin Luther King Jr.), sino por cuestiones supérfluas como el color de la piel o el sexo. Y Suárez parece encarnar todo lo odiado por los colectivistas actuales: es un hombre blanco, heterosexual, que defiende sin autocensuras ideas libertarias y conservadoras en ambientes como el de la cultura y los medios, secuestrados por la izquierda y, para colmo, profesa una fe judeocristiana.

“Como era de esperarse, los detractores no se hicieron esperar, pero esta vez no fue la dictadura y sus acólitos quiénes saltaron, sino el periodista Maykel González Vivero y junto a él, la típica camarilla que siempre busca excluir en vez de incluir”, posteó Cocho, quien dejó pantallazos de los posts y comentarios ofensivos “de aquellos que le siguieron el compás a Vivero”.

“¿Con qué moral vamos a exigir respeto a los demás si nosotros mismos se lo faltamos?”, dijo, y añadió que no por exigir derechos deben pisotear los de los demás. Cocho recordó que Suárez “no es quien limita que la comunidad LGBTIQ goce de los mismos derechos que los demás”.

“¿Esta es la famosa inclusión que piden? ¿En serio es esta la forma en que ustedes piensan hacer entender a una sociedad de que todos tenemos los mismos derechos? ¿Atacando y ofendiendo a quienes gozan de sus libertades; dígase religiosas o de lo que sea sin pasarle por encima a nadie?”, cuestionó el joven, exiliado en los Estados Unidos.

Cocho narró el gusto de “estrecharle la mano a Yoe [Suárez]”, momento en el que, dijo, “jamás sentí en él homofobia, ni odio, ni me miraba como un bicho raro; muy al contrario, me miraba como su igual”.

“Con su esposa María Antonieta tuve el placer de platicar con ella por poco tiempo, ya que me había invitado a participar en un evento que se realizaría en otro país (…) y lo que sí recuerdo es con el gran amor y la dulzura con que me hablaba”, contó.

“Mis respetos para ambos. Soy gay y no veo otra cosa en la publicación de Yoe [Suárez] que no sea sólo amor”, comentó.

Y a los activistas Lgbt advirtió: “Así que inclusión, ¿no? Si siguen con esto, vamos a terminar más solos que la una, y ganándonos el odio del cien por ciento de la sociedad”.

 

Yoísmo, intereses particulares y agendas personaleses

El doctor Emilio Arteaga, líder del Gremio de Médicos Libres de Cuba, consideró el ataque a Suárez y su familia como “heterofobia”.

Mientras, el liberal Víctor M Dueñas, también dejó ver su apoyo a Suárez y su familia al enviar sus respetos y condenar el radicalismo en el lobby gay dentro de la isla.

El periodista de Cibercuba Lázaro Javier Chirino expresó: “En Villa Marista [cuartel de la policía política] están gozando con la división de cubanos que se canibalizan entre ellos, sin ser realmente conscientes de que eso es lo que quiere el régimen, dividirnos para vencer y que nos entretengamos en aquello que no tiene importancia en este momento”.

“Quizás me digan conspiranóico, pero no puede ser casual que tanta gente esté discutiendo por un minuto de fama”, dijo en un post sin remitente, pero a pocas horas de la agresión de Vivero contra Suárez y su familia.

“Demasiado odio se respira (…), el respeto al otro se lo llevó el viento y aún no hemos puesto ni la primera piedra de democracia”, lamentó. “El día que dejemos a un lado intereses particulares y agendas personales para pensar en todos y por todos, entonces se podrá decir que los cubanos estaremos listos para comenzar una larga carrera hacia la libertad”.

“Mientras tanto, solo podremos sentarnos a ver cómo desfila el circo de voceros que pretende imponer su dogma y tener la razón en todo, autonombrándose salvador y protector de muchos”, dijo.

“Que se acabe el yoísmo y la necesidad de ocupar portadas por breves instantes -escribió Chirino- y que comience a importar lo que valemos como nación, porque de lo contrario recogeremos un pedazo de isla desvalijada por nosotros mismos, los que supuestamente íbamos a devolverle a esa isla empobrecida la gloria que tuvo antaño”.

El autor satírico Siro Cuartel secundó a Chirino con una lapidaria frase: “para eso él fue entrenado”.

Ante lo que Chirino dijo, ironizando con el lenguaje de género tan usado por los radicales: “él, ella, elle, ellos… son tantos, los que vemos y los que andan en las sombras, los que empujan y los que gritan, todos, todas y todes pueden caer en sus trampas; y es lamentable que un reflejo alcance tal notoriedad”.

 

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