Este 1 de julio se cumplieron 25 años desde que Reino Unido le devolvió Hong Kong a China.
Y en este aniversario, el presidente chino Xi Jinping insiste en que el modelo “un país, dos sistemas” con que vive Hong Kong ha funcionado en proteger la ciudad y debe permanecer a largo plazo.
El líder chino defendió este sistema político en Hong Kong, a pesar de las críticas internacionales recientes por promulgar ciertas leyes en este territorio que socavan la libertad de expresión y la disidencia.
Sin embargo, a pesar de cumplir un cuarto de siglo de que fuera devuelta por Reino Unido, en Hong Kong no todo son celebraciones.
Una gran parte de los habitantes de esta Región Administrativa Especial de la República Popular Chinahan crecido bajo un sistema político y económico muy diferente del que conocen sus compatriotas del continente, publica BBC.

Es por eso que muchos se sienten hongkoneses y no tienen la mejor impresión de China.
Como de costumbre, el aniversario de la entrega reaviva las preocupaciones sobre el futuro de las concesiones negociadas con los británicos para garantizar la devolución del territorio que estos arrebataron por la fuerza hace más de 150 años.
Bajo “un país, dos sistemas”, se supone que Hong Kong es gobernada en una forma que le da un alto grado de autonomía y otros derechos que no se encuentran en China continental.
Pero este es un estatus que cada vez más críticos ponen en duda, especialmente desde la imposición en 2020 de la Ley de Seguridad Nacional, que para muchos ha supuesto “el fin de Hong Kong”.
Efectivamente, la anexión británica de la isla de Hong Kong se produjo al final de la Primera Guerra del Opio, en 1842, y es uno de los primeros ejemplos de lo que luego pasó a conocerse como “la Diplomacia de las cañoneras”.
Para esa época, Reino Unido importaba casi todo su té de China, pero no conseguía que los habitantes del país asiático se interesaran en ninguna de las exportaciones británicas.
Hasta que la Compañía Británica de las Indias Orientales encontró un producto con el que equilibrar la desigual balanza comercial: el opio.
La droga fue rápidamente prohibida por las autoridades chinas, por lo que los británicos recurrieron a contrabandistas.
Y cuando el emperador Daoguang se quejó de que este tráfico ilegal estaba causando millones de adictos, sus protestas simplemente fueron ignoradas.
En 1839, sin embargo, las autoridades chinas confiscaron unos 20.000 cofres con opio.
Y Londres respondió enviando un pequeño ejército que en pocos años derrotó completamente a las fuerzas chinas y obligó a Pekín a firmar una paz humillante.
Entre las condiciones impuestas por el Tratado de Nanking figuraban el pago de 21 millones de dólares de plata en reparaciones y la apertura de varios de los puertos del país a todas las naves mercantes.
Y, sobre todo, la cesión a perpetuidad de la isla de Hong Kong, a la que los británicos luego le sumarían la vecina península de Kowloon en 1860.
Esta nueva concesión también fue arrancada por la fuerza, al final de la Segunda Guerra del Opio, con la que Reino Unido también obligó a China a permitir el comercio de la droga.
Y el actual territorio de Hong Kong quedó conformado en 1898, cuando China accedió al alquiler gratuito de los llamados Nuevos Territorios -y 235 islas aledañas- por un período de 99 años, que se vencía en 1997.

Según la historiadora Diana Preston, el delegado británico que negoció la última cesión, Claude McDonald, eligió un período de 99 años porque pensaba que era “casi lo mismo que para siempre”.
Pero la cada vez mayor importancia de los Nuevos Territorios -que conforman el 86% del territorio de Hong Kong y albergan a más de la mitad de la población- terminó volviendo impracticable la división de la colonia.
Y con una China cada vez más poderosa y decidida a revertir unos tratados que consideraba injustos, las conversaciones sobre una posible renovación del alquiler terminaron convirtiéndose en negociaciones sobre la devolución de todo Hong Kong.
Para 1982, cuando iniciaron las negociaciones, el territorio se había sin embargo convertido en uno de los principales centros financieros y comerciales del mundo.
Y su sistema político tampoco podía ser más diferente que el modelo comunista de la República Popular China, en donde impera un sistema de partido único desde 1949.
En reconocimiento de esas diferencias, China accedió a gobernar Hong Kong bajo el principio de “un país, dos sistemas”, comprometiéndose a que el territorio disfrutaría de un “alto nivel de autonomía, excepto en defensa y relaciones exteriores” por los siguientes 50 años.
Así, en la práctica, esta Región Administrativa Especial tiene su propio sistema legal, múltiples partidos políticos y derechos que incluyen la libertad de expresión y reunión.
Y la miniconstitución que consagra estos derechos, conocida como Ley Básica, establece claramente que “el objetivo final” es que el líder del territorio sea electo “por sufragio universal” y “de acuerdo con los procedimientos democráticos”.
Sin embargo, China ha sido criticada en los últimos años por incrementar su control sobre Hong Kong y promulgar leyes y reformas que sofocan la libertad de expresión y la disidencia………..
Foto: AFP
Vía: BBC