Erdogan promete energía gratis poco antes de las elecciones

Otro anuncio espectacular: el de un descubrimiento de petróleo cerca de la frontera siria. Una reserva que podría cubrir el 10% de las necesidades actuales de Turquía.

Estas generosidades y revelaciones providenciales sin duda hacen reflexionar a los hogares turcos. Pues a pesar de las subvenciones, la factura energética se ha disparado en Turquía.

Más de un 20% de aumento en septiembre pasado para el gas y la electricidad. Esta subida de los precios de la energía es uno de los componentes de esta inflación de dos o incluso tres dígitos, que erosiona el poder adquisitivo de los hogares.

“La independencia energética es tan importante como la independencia en materia de defensa”, afirma Recep Tayyip Erdogan. Es también una vieja ambición del presidente, pero aún lejos de alcanzarse. Las buenas cifras de las energías renovables, que proporcionan más de la mitad de la producción eléctrica, son tramposas, publica RFI.

Detrás de este aparente rendimiento, hay una demanda que se dispara con el crecimiento económico del país, y por tanto unas necesidades crecientes. Estas necesidades están cubiertas en un 70% por las importaciones de hidrocarburos.

Con la guerra de Ucrania y la crisis del gas, Turquía se ha apresurado a disparar sus compras de carbón ruso, en detrimento de Colombia, su antiguo proveedor número uno.

Las compras de petróleo ruso también se dispararon en 2022. Rusia es también el principal proveedor de gas de Turquía. El presidente turco aprecia esta relación privilegiada con Moscú. Le gustaría ampliarla con grandes proyectos energéticos.

El pasado otoño, Vladimir Putin buscaba una nueva salida para el gas ruso que se había quedado sin paso por Nord Stream. Propuso al presidente turco la idea de un centro de distribución de gas, que rápidamente adoptó. El gas que llega por tubería desde Rusia, Irán y, por qué no, Turkmenistán, podría licuarse y transportarse de vuelta por barco. La iniciativa exaspera a los occidentales. Sobre todo, los expertos la consideran poco realista.

Sin reservas de gas, Turquía no parece creíble en este papel de plataforma. Y con las sanciones contra Rusia, es bastante improbable que los inversores asuman el riesgo de financiar nuevos gasoductos para vender gas ruso. Sin embargo, este es un argumento electoral que al líder del AKP le gusta utilizar.

La independencia energética de Turquía promovida por Erdogan pasa también por el átomo. Y también en este caso cuenta con la complicidad de Rusia. El primer reactor inaugurado con gran pompa a finales de abril en la ciudad de Akkuyu fue financiado y construido por Rosatom. Dentro de dos o tres años, proporcionará una décima parte de la producción eléctrica del país.

El campeón nuclear civil ruso la explotará durante 15 años y obtendrá beneficios de ella. Ha obtenido un precio fijo dos veces superior a la media del mercado. Evidentemente, la independencia energética prometida por Recep Tayyip Erdogan se pagará en rublos, a un alto precio económico y diplomático.

Foto: AP

Vía: RFI

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